Em seu blog, Vientos de Brasil, Juan Arias, correspondente do El País no Brasil, escreve sobre a defesa do infanticídio feito por dois acadêmicos num jornal sobre ética médica e dá destaque a esta página. Arias continua a ser um exemplo de tolerância e civilidade com a divergência, já que deixou claro a seus leitores que discordamos sobre muita coisa — felizmente, não sobre o horror do infanticídio.
Alguns trechos de seu post. Volto para encerrar:
“La provocación científica lanzada en la revista Jornal of Medical Ethics, bajo el titulo “After-birth: why should the baby live” ( Aborto después del nacimiento: ¿por qué el bebé debería vivir?) por Giublini y Minerva, les ha costado ya a los dos científicos amenazas de muerte.
En Brasil, quien con más dureza y agudeza ha tratado lo que él llama un “texto abyecto”, ha sido el bloguero de VEJA, Reinaldo Azevedo en un post titulado “Ellos ya han llegado allí: una pareja de especialistas defiende el derecho de asesinar también a los recién nacidos”.
Azevedo, que ha sido siempre contrario al aborto, según él no sólo por razones religiosas sino también éticas y morales, ha puesto de relieve, con la sutileza de sus argumentos, lo fácil que es pasar de una defensa alegre del aborto al infanticidio. De hecho es lo que han presentado en su trabajo los dos especialistas en bioética. Ellos argumentan que según un sondeo realizado en un grupo de países europeos sólo el 64% de los casos de Sindrome de Down fueron detectados en los exámenes pre natal y que en aquellos países habían nacido 1.700 bebés con esa sindrome sin que los padres lo supieran previamente, dando a entender que de haberlo sabido habrían recurrido todos al aborto.
(…)
Azevedo saca también una lógica y terrible conclusión: Según los expertos en biogenética, moralmemte hablando no existe diferencia entre el anencéfalo y el recién nacido sano. Son apenas personas potenciales. Y afirma: “para esa gente quien aún no tiene historia (aunque ya haya nacido), no tiene derecho a la existencia”.
El bloguero concluye con un raciocinio lleno de lógica y que hace poner la carne de gallina: “¿Por qué entonces, no deberíamos empezar a producir niños para hacer, por ejemplo, transplantes de órganos?”
¿Cómo no darle tristemente razón? El nazismo sigue vivo. Los hornos crematorios aún no fueron apagados. Me gustaría saber lo que las mujeres y madres piensan de esto que Azevedo y yo con él, consideramos vergonzoso y cruel.
Voltei
Sou grato mais uma vez a Arias pela lhaneza e elegância com que trata esta página.